lunes, 16 de julio de 2012

En las Palabras de...


Virginia Martínez Verdier

La sexualidad es una energía que nos acompaña toda la vida. Incluye las sensaciones de nuestro cuerpo, en soledad o en nuestros vínculos con los demás, proporcionándonos placer y satisfacción.

Cada persona da a su sexualidad diversos sentidos. Entre otros, puede ser: algo importante o despreciable, un medio para la procreación, una defensa contra la soledad, una forma de comunicación, una forma de agresión, un deporte, el amor, el arte, una huida, una fuente de autoestima, una forma de expresar afecto, un deber, un placer, una función biológica, un desafío, un antidepresivo, un somnífero, una lucha por el poder.




A diferencia de los animales, los seres humanos tenemos la posibilidad de hacer de nuestra actividad sexual una actividad erótica, desprendida de la exclusividad de la reproducción. El erotismo es una experiencia ligada a la vida y a la pasión. Su finalidad es paliar la angustia por la soledad alcanzando la fusión con otro pero sin dejar de ser uno mismo.


Los seres humanos pasamos por situaciones comunes que son culturalmente eróticas y por necesidades eróticas que son exclusivamente individuales. Además los varones y las mujeres tenemos características eróticas culturalmente diferentes. Es importante que en la elección de una pareja las características eróticas tengan puntos de coincidencia para lograr armonía sexual.



Como el erotismo es uno de los aspectos de nuestra propia vida interior, las características de la pareja que buscamos responden a ese mundo interior. De acuerdo a nuestra historia, a los modelos y mandatos recibidos, nuestras creencias, nuestra ideología y nuestro momento vital elegimos determinados estímulos externos que nos sensibilizan más que otros.

Nuestros sentidos (olfato, vista, gusto, tacto, oído) son los que nos conectan con el mundo exterior y los que nos permiten expresar nuestro erotismo.

El erotismo es una forma de conocimiento de nuestro cuerpo y nuestros deseos, y del cuerpo y deseos del otro; por ello el verdadero erotismo se expresa cuando cada uno trata de comprender al otro, cuando hace lo que le gusta y a la vez está haciendo lo que le gusta al otro.

Históricamente ligado a la prohibición y la transgresión, si se convierte en repetición, deber y costumbre, el erotismo muere. En ese sentido las parejas tienen el desafío de mantener vivo al erotismo recurriendo para ello a la toma de una activa decisión de creatividad compartida.




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